Voz experta: Un vistazo a la comunicación digital

Jueves 10/09/2025 - 10:46 am

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Investigadora Valeria Castro Obando

Foto: Laura Rodríguez Rodríguez.

Además, al descubrirse que conforme se baja la altura de los satélites se puede lograr mayor eficiencia (Lacnic, 2024), los satélites de órbita baja (GEO) han ganado popularidad para habilitar servicios de telecomunicaciones. En este contexto, se estima que el mercado comercial de satélites crecerá a más del 7 % anual en los próximos años (Mordor Intelligence, 2024), impulsado por la demanda en sectores como la aeronáutica, la navegación marítima y las telecomunicaciones.

Pero, ¿en qué consisten las comunicaciones satelitales? Y ¿por qué se consideran infraestructuras importantes? Este tipo de comunicaciones se basan en redes satelitales colocadas fuera de la línea de visión, lo que les permite conectar áreas remotas o infraestructura de telecomunicaciones escasa (Mordor Intelligence, 2024). Sus usos son diversos y contemplan aplicaciones para el monitoreo climático y militar, apoyar la navegación GPS y habilitar servicios de telecomunicaciones.

Brindan cobertura inmediata, sin importar barreras geográficas (Cet.la, 2023) y suelen requerir menos infraestructura, lo que reduce costos e impacto ambiental. Sumado a esto, ante los desastres naturales pueden ser más confiables, pues es menos probable que sean afectados por estos eventos, lo que puede actuar como un respaldo de la red que garantice la continuidad de los servicios.

Actualmente, el mercado satelital está altamente fragmentado. Aunque la presencia militar es fuerte, la mayor parte de los ingresos proviene del sector comercial (Mordor Intelligence, 2024). A nivel global, Asia-Pacífico domina el mercado con países líderes como China, India y Japón, mientras que Europa y América del Norte mantienen un crecimiento medio y América Latina y África continúan rezagadas en este sector. A pesar de esto, América Latina ha impulsado diversos proyectos en el ámbito espacial. Un ejemplo es el programa conjunto de observación de la Tierra de Brasil, Chile y Colombia (AXESS, 2018) y el satélite lanzado por Perú con el mismo fin. 

En Costa Rica, los avances incluyen la puesta en órbita del satélite Batsú en 2018 (Diario Extra, 2018), iniciativas académicas como el proyecto conjunto de monitoreo espacial del océano entre la UCR, la UNA y la NASA para la detección temprana de mareas rojas (Martínez, 2025) y la firma de un memorando de entendimiento en 2025 entre el Micitt e Hispasat para el desarrollo de infraestructura satelital compartida (Dirección General de Asociaciones Internacionales, 2025).

A pesar del dinamismo del sector, la implementación de la tecnología satelital no está exenta de retos. El costo sigue siendo una de las principales barreras tanto por la falta de asequibilidad de los servicios (Pulido, 2023) como por los elevados gastos de lanzamiento y mantenimiento. Otro obstáculo es el acceso a recursos escasos, especialmente al espectro radioeléctrico. A ello se suma la necesidad de regulaciones más ágiles y simplificadas, pues de lo contrario se desincentiva al sector (Cet.la, 2023). Por ello es necesario examinar las regulaciones y determinar si requieren mejoras, por ejemplo, para la obtención de derechos de derechos de aterrizaje de señal o landing rights (requeridos para transmitir y distribuir señales satelitales en un territorio) o la aplicación de licencias genéricas (autorizaciones simplificadas que reducen cargas administrativas).

¿Qué se puede esperar en el futuro?

Aunque los desafíos persistan, las proyecciones indican que en los próximos años continuará el despliegue de nuevas constelaciones de satélites, especialmente de órbita baja. Por tanto, es posible que crezca la cantidad de satélites que serán puestos en el espacio, aunque con ciertas novedades como su integración con el internet de las cosas (IoT) o el uso de nuevas bandas de frecuencias (Lacnic, 2024). Comercialmente, más compañías podrían incorporarse al mercado y establecer alianzas con operadores tradicionales.

Estos avances abren puertas hacia nuevos cuestionamientos puesal visualizar esta tecnología como un medio para disminuir la brecha digital, se requiere analizar la factibilidad económica, identificar barreras que impidan su utilización  y valorar en qué contextos resulta más pertinente aplicarla. Además, de cuestionarnos ¿de qué modo puede converger esta tecnología con las redes terrestres que ya ofrecen prestaciones de servicio y acceso universal?


Ante el interés de utilizar redes satelitales para la prestación de servicios de telecomunicaciones, cabe preguntarse si esto podría llevar a una transformación futura del mercado de telecomunicaciones y cómo podría afectar a los operadores y proveedores de servicios tradicionales del sector. Igualmente, frente a las proyecciones de crecimiento del mercado de comunicaciones satelitales, vale preguntarse si en los próximos años observaremos un mercado más diversificado con nuevos actores o si se producirá mayor concentración. Una última reflexión que puede tenerse en cuenta tiene que ver el desarrollo de la industria espacial en los países y en las medidas requeridas para apalancarla.

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Fecha: Jueves 25 Septiembre 2025- 08:00 am